El terror nuestro de cada día

La primer onda fría de esta temporada azota a la ciudad, Monterrey amaneció cubierta por un manto helado de 25 grados centígrados, con ráfagas de aire que alcanzaban…¡hasta los 20 grados! por lo que todos los regiomontanos nos vimos en la penosa necesidad de ponernos nuestros harapos invernales que compramos el año pasado con olor a “guardado”, los más audaces ya tenemos preparados nuestros trineos y nuestras palas para limpiar la nieve de nuestras cocheras, los noticieros nos advierten con la objetividad acostumbrada, como año tras año, que “ahora si”, este invierno que se aproxima será verdaderamente crudo. Así que la comunidad regiomontana ya empieza a abarrotar a tiendas como Liverpool, Dorian’s y Sears en un desesperado intento por comprar el último grito de la moda Otoño – Invierno…antes que los demás. Yo no me preocupo, soy totalmente Palacio.

Continua con la tortura…

El terror a lo no terrorífico

El terror en sus presentaciones más nobles viene envuelto de sangre, tripas y alguna deformidad facial, con accesorios como sierras eléctricas, garfios, mascaras de hockey o cuchillos oxidados, todos sabemos que tarde o temprano, en estas películas que se desarrollan en medio del bosque, a media noche y de un lugar alejado tarde o temprano nos van a sacar un grito o algo mas.

Cuando vemos alguna película “de’spantos” sabemos que tarde o temprano vamos a soltar uno que otro grito, manotazo o ya de perdida vamos a engarruñar la pierna como si tratáramos de evitar que nos salpicaran de caca, eso ya lo sabemos, y para ello estamos preparados, además pues, la música nos anuncia cuando un momento terrorífico se acerca y hasta apretamos los dientes para no perder el estilo gritando como maricón de estética.

Sin embargo, los momentos mas terroríficos de mi vida, han sido verdaderamente en lugares que nunca los hubiera imaginado, recuerdo que cuando era niño veía con singular alegría las caricaturas, una de mis favoritas (no se por que) eran Tom y Jerry, seguramente por que era un pequeño mentecato, el caso era de que había un episodio en particular en el que por azares del destino, había un ratón blanco que se había tragado una dosis de nitroglicerina en un laboratorio y después de eso se había escapado, luego entonces, había una alerta generalizada en la ciudad para que en caso de alguien de la población encontrara al ratón blanco tuvieran mucho cuidado, ya que podía estallar volando todo en mil pedazos.

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Viernes 13

Hoy en día, contrario a lo que se pudiera pensar es cada vez más común que los adultos tiendan a tomar costumbres ultra conservadoras, que ni a uno cuando era niño le tocaron sufrirlas, no entiendo a ciencia cierta a que se debe esta regresión a las “buenas costumbres radicales”, pero ciertamente, me aterroriza sumamente este hecho, es decir: ¡tengo miedo güey!

Cuando yo era niño, la noche del 31 de octubre era para mi, un motivo de felicidad y ansiedad en espera de ver que dulces obtendría como producto de mi labor de estar jode y jode a los vecinos, algunos nos daban paletas tutsi pop, tamarindos, chicles totitos, pale-lokas, chamoys o carlos v (quinto), esos vecinos –por decirlo así- cumplían con el estándar mínimo aceptable para hacer de un niño promedio, un ser aceptablemente feliz, aunque claro que había algunos vecinos que se excedían por mucho y nos daban dulces de mayor caché, como chocolates baby ruth, milky way o snickers, chicles gringos y dulces por el estilo, una delicia tener esos vecinos, al menos durante esa noche particular del año.

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Holocausto Caníbal

Cannibal_Holocaust_movie.jpgEs cierto: Me he ausentado bastante de esta página. Pero en mi descargo, debo confesar que durante mi ausencia no me he dedicado a rascarme la barriga mientras veo televisión sino que me he retirado a una profunda meditación, rascándome más abajo y analizando (no viendo) grandiosas películas, preparándome a conciencia para el increíble mes del terror que cada año celebramos en El Phineas.

Durante este retiro espiritual he tenido oportunidad de padecer decenas de increíbles cintas sólo para que ustedes, mis queridos querubes, tengan a bien rentarlas, conseguirlas, bajarlas, más nunca comprarlas.

Me gustaría comenzar esta serie de análisis con una película de la cual, había escuchado horrores pero que nunca había tenido oportunidad de ver. El filme en cuestión es nada más y nada menos que “Holocausto Caníbal” y si con el puro nombre no explotan en miles de pedazos por el terror, esperen a conocer la terrible historia que esconde en sus entrañas…(¿Entienden? «entrañas»…¿No? Oh bueno…)
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Caminata nocturna

Siempre había escuchado de las presencias que visitan a la gente por las noches, no es que yo sea incrédulo, sino que simplemente nunca había tenido ninguna experiencia paranormal, me limitaba a escuchar las historias, ¡claro esta!, no sin cuestionar en silencio algunos episodios de estas, hacer mis conjeturas y formar mis propias opiniones al respecto. Nada extraordinario.

Una noche mientras dormía, sentí como “alguien” se sentó al pie de mi cama, el colchón se inclinó ligeramente a la altura de donde se encontraban mis pies, cargado hacia la esquina inferior derecha del colchón, para ser mes preciso. Fue entonces cuando abrí los ojos y vi lo que a mi parecer era una persona, solamente que no tenía colores, era más bien de un solo color: blanco humo, o algo así, y completamente traslucido. Estaba sentado al pie de mi cama en una posición que me hacia suponer que se encontraba mirándome mientras dormía.

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32 septiembres y contando

Desde que tengo uso de la razón, osease hace como dos semanas, he notado que todos los  meses de septiembre de mi vida han sido intensos desde el día uno a las 00:01 hrs. hasta el día treinta a las 23:59 hrs., no obstante me permito aclarar que el adjetivo “intenso” no necesariamente significa algo negativo, ni tampoco algo positivo, sino mas bien todo lo contrario. Habiendo dicho esto y por disposición de mi loquero de cabecera me dispongo a enlistar las cosas intensas que me han tocado vivir en todos los intensos meses de septiembre que he vivido, al cabo que no son muchos. ¡Ajá!

Fue en un septiembre, el día uno a las 00:15 hrs. (aproximadamente) de hace como dieciocho años que conocí a una mujer de la cual me enamoré como quinceañero, ¿será por que en ese entonces era un quinceañero? Me tomò un año, tres declaraciones de amor fallidas y dos entradas a un concierto de Mecano para convertirla en mi novia, increíblemente me dio el “si” el 7 de septiembre (un año y siete días después de verla por primera vez), por obvias razones la canción de “El siete de septiembre” interpretada por Mecano, tiene un significado especial para su detestable servidor, duramos poco menos de 3 meses y me tarde aproximadamente 5 años en superar ese episodio.

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No nos llame, nosotros le llamamos

Amable lector, lectora ¿Estas cansado de tener que leer una impresionante cantidad de sandeces en este detestable blog sin poder decirle sus netas a estos escritorcillos de cuarta?, ¿estas pensando que existe una conspiración para que tus comentarios nunca lleguen a los oídos de estos descerebrados con acceso a la Internet? , ¿Estas harto de que nadie les ponga un alto o los saque de su ignorancia?, pues esta es la oportunidad que estabas esperando.

En “El Phineas” le damos voz a tu cabecita loca, el próximo lunes 2 de octubre grabaremos en vivo y a todo color un podcast más, pero como no se nos ocurre nada te invitamos a que nos escribas un poema para que lo recite Wafles, o que nos envíes tu fecha y lugar de nacimiento para que Shakespeare Sister te haga tu carta astral, algún tema de tu interés para que Phineas hable del que a él le venga en gana, una historia de “espantos” para que el Caza Cadenas pueda encender su boiler  o la foto de algún homosexual que odies para que Pinball Wizard vaya a quemarle la casa, con él adentro, por supuesto.

Así que no esperes mas y envíanos un correo a

elphineas@gmail.com

pwizard@elphineas.com

Sacadnos de la ignominia, iluminaos con vuestra sabiduría, en “El Phineas” te damos tu lugar como asiduo lector que eres, así que no esperes ni un segundo más y envíanos tus dudas, preguntas, comentarios o necedades en un correo electrónico, todas las aportaciones serán bien recibidas.

Así que ¿Qué estas esperando?, a escribir. ¡Pero ya!

La servidumbre del terror

Cuando uno es finísima persona, siempre y bajo cualquier circunstancia entiende que los demás, siempre son lo de menos, sin embargo hay ciertas situaciones que me convierten en un ser sumamente detestable (¿más aún?) y hacen que me comporte como vieja verdulera en el mercado y no es que yo tenga algo en contra de la gente que compra y/o vende en el mercadito sobre ruedas que cada semana sin falta llega a las colonias de interés social, aunque pensándolo bien…sí. En fin.

Es bien sabido por todos los psicólogos infantiles –nomás los particulares, no los del IMSS- así como los promotores de la estimulación temprana y la eyaculación prematura que cuando un niño se encuentra en la tierna edad de 6 meses a 3 años y no hace caso lo que le ordenan sus padres o cualquier otra figura de autoridad para el chamaco, es cuando es posible determinar la futura vocación del pequeñín: Mesero.

No es que yo tenga nada en contra de la servidumbre. Debo confesar vergonzosamente que en mis años mozos yo mismo trabajé como mesero (por eso les llamo mis años mozos) en un restaurante “alemán” en donde me obligaban a ir vestido con un overol color azul marino con camisa a cuadros, como simulando que nos tratábamos de auténticos alemanes quienes atendíamos las mesas, afortunadamente únicamente nos hacían vestir de forma ridícula; podíamos servir las mesas con cierta dignidad, si es que eso es posible.

Sin embargo, hay ciertos restaurantes que tienen a bien tener entre las filas de su servidumbre a personas que quizás en circunstancias normales le caerían bien a cualquiera (de su nivel, por supuesto) y por alguna extraña razón, consideran que sí las personas que atienden a los comensales se comportan como payasos o imbéciles «simpáticos», la gente saldrá con la barriga llena y una sonrisa de oreja a oreja. Nada más alejado de la realidad.

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Darketos

darketos.gifYa lo he dicho antes y lo repito ahora: Si yo no viviera en Monterrey, me aburriría mucho. Si acaso hay algunos regiomontanos que se encuentren leyendo este detestable blog y estan pensando: “Ay sí, ¡Como no!” Déjenme decirle que este rancho nos ofrece posibilidades infinitas a nosotros, la gente bien, ¿Siguen incrédulos? Vamos, acompáñenme en este fascinante viaje al oscuro, sombrío y gótico mundo de los darketos….de la calle Morelos.

Para quienes tienen la fortuna de no vivir en Monterrey, empezaré por contarles acerca de la calle Morelos, sólo hay dos sentimientos que puede despertar esta calle: Amor u odio, no más, no menos. En lo particular yo disfruto mucho de esta tradicional calle, en donde las tiendas más representativas y de más tradición de la ciudad coexisten con las más ranflas y baratas, donde el señor de la casa y el lava-coches pueden toparse frente a frente, en el corazón de esta calle peatonal, comprando cada uno en la tienda que le corresponde. Por supuesto. ¿Quieres comprar zapatos pero sin gastar mas de 250 pesos?, ¿Quieres comprar trajes de menos de 900 pesos? Ve a Morelos. Escenario natural de convivencia y codependencia de los agentes de tránsitos y bases de taxis piratas.

Pero entremos en tema. El concepto de una persona que adopta el estilo “Dark”, se basa en el principio de que viven en un estado permanente de luto, a causa de la sociedad opresora en la que están condenados, luego entonces, la única manera de mostrar su luto espiritual es vistiéndose de negro, hasta aquí, todo esta bien, incluso el negro es uno de mis colores favoritos…para vestir por supuesto, no en las personas.

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¿Padeces del Síndrome de Juan Escutia?

Animalitos de la creación, ¿Cómo se pasaron estos “días feriados”?, ¿hasta el tronco hicieron leña?,  ¡y los que faltan por venir!

Paradójicamente a los días del mes de septiembre que ya pasaron o que están por pasar, les llamamos “días feriados”,  cuando la realidad es que el mexicano promedio –como seguramente tú, pobretón lector- no tiene ni en que caerse muerto en estos días, todo esto debido a que se les hincha el pecho (y algo más) cuando gritan al viento: ¡Viva México!, no sin antes gastarse en 3 six pack de tecate light el pago semanal que se adeuda en Famsa por la mesita de triplay con barniz sobre la cual posa orgullosa y soberbia su televisión -fuente de sabiduría popular- en la sala de la casa de interés social.

Yo me pregunto, ¿de verdad se sienten más mexicanos en septiembre toda la perrada (así les digo de cariño a la gente sin dinero ni educación) que sale de sus casas en dirección hacia la Macro Plaza a dar el grito la noche del 15 de septiembre?, digo, si no tengo independencia financiera, independencia moral o pensamiento independiente, ¿a que diablos salgo a gritar como animal lastimado en las calles de esta rupestre ciudad para celebrar “la independencia”?

La mayoría de los mexicanos padecemos del síndrome de Juan Escutia, aquel niño héroe que prefirió enredarse en la bandera de México y arrojarse al vacío, antes de que los gringos la mancillaran limpiándose la cola con ella, quien amén de no estar cien por ciento seguros de que haya existido, el ejemplo de tan singular personaje nos hace que vayamos por la vida rigiéndonos por el principio de: Antes de que alguien mas te derrote, derrótate tú mismo. Los ejemplos son hartos y abundantes, léelos y si te identificas con alguno de ellos, pues…mejor lee, si es que puedes.

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