Digan que se los dijo una loca…

Cuando yo era pequeña, a la gente que tenía un comportamiento extraño, extraordinario o poco usual, simplemente se le llamaba loca. Bueno, ese adjetivo era solo para la gente mortal, clasemediera, prófuga de La Merced o pobre, porque para la “gente bien”, mundana, rica y esnob, el apelativo era el de “excéntrico”. Así nomás, sin ningún tipo de excusa. Supongo que antes era más frecuente llamar a las cosas por su nombre (no sé si porque la gente era más honesta o más ignorante).

Nomás de puro aburrido, alguien decía: “Mira, esa mujer es una histérica, va de la agonía al éxtasis, le gritonea al marido y se chancletea a los huercos” Y la otra persona irremisiblemente contestaba: “Pues sí, es que esa mujer no está buena, está loca!”. Las dos personas ponían cara de que ya lo sabían, asentían con un gesto reprobatorio y era el fin de la conversación. Nadie se ponía a averiguar si la mujer en cuestión tenía un problema hormonal, si estaba en plena menopausia, si había tenido una niñez difícil, si el marido la torturaba psicológicamente, si era bi-polar, neurótica, esquizofrénica o si tenía personalidades múltiples,. Por que?… simplemente porque antes, eso no existía. Lo dicho: nomás estaba loca y era un hecho aceptado socialmente, nomás porque así se le pegaba la gana a la demás gente, cómo la ve?

En otros tiempos, si el escuincle no ponía atención en clase, era como la piel de Judas y parecía que traía chincuales en la cola; no era que el muchachito sufriera de “Déficit de Atención”, simple y llanamente, era un “burro” o “jumento”. La criatura era un irigote y con el cerebro que su madre le proveyó, seguramente no llegaría muy lejos. Los pobres padres se le quedaban viendo de lejecitos y con desconfianza pensaban para sus adentros “Por qué nos saldría tan diantre este muchacho?”, al mismo tiempo que se injertaban en Ignacio López Tarso y se preguntaban: “En qué hemos fallado?”

En mejores tiempos (eran más divertidos), si cuando todos estaban sentados a la mesa, disfrutando de una maravillosa comida casera (no descongelada en el microondas), el Abuelo amenazaba con comenzar a platicar sobre la época en que andaba en “la bola”, de cómo él y su carabina 30-30 eran inseparables y de cómo La Valentina (según él) le hacía ojitos; lo que sucedía, era que los comensales más jóvenes (en especial los niños), pensaban para sus adentros: “Chin, el Abuelo ya va a empezar con sus choros interminables de la Revolución, qué hue…!”. Pero de ahí no pasaba.

Todos tomaban aire y se preparaban para soplarse hora y media de las aventuras del Abuelito Melo mientras veían cómo se les enfriaba la sopa. Pero nadie se levantaba e interrumpía al Abuelito Melo porque sufría de “Demencia Senil” o de “Alzheimer”, simplemente, una vez que el Abuelito Melo había terminado de contar sus hazañas como “la de aquélla vez en que tal o cuál General había llegado un día después de lo esperado al campo de batalla y encontró a todos muertos. O de la ocasión en que no les quedó mas remedio que gritarle a los oponentes: “Si no se nos hubiera terminado el parque, ahorita estarían corriendo como conejos, desgraciados pelones!” …o cosas por el estilo. No señor!! Nadie interrumpía al Abuelito Melo. Simplemente, una vez que este se había marchado a dormir la mona, la anfitriona lo disculpaba diciendo: “Ustedes perdonen, pero es que Papá ya está viejito. Ya anda chocheando”. Y eso era todo, nadie intentaba encontrarle alguna rarísima enfermedad al Abuelo.

Lo mismo sucedía con la muerte. Antes la gente no se moría de enfermedades, ni de infartos, ni de virus exóticos:

– De qué se murió su papá, Doña Tila?-
-Pues se murió de viejito-
-Ándele! Dios lo tenga en su Santo Reino”-

O en el mejor de los casos: “Se murió de muerte natural”…claro!! Era natural que teniendo 98 años, se muriera. O decían…”se murió de susto” o “se murió de un mal puesto”, pero nadie andaba dando explicaciones ni argumentando cosas tan increíbles como que el señor se murió de un “infarto al míocardio” o que se murió de un virus que se trajo de París por andar de pajuelo…no señor! Esas son peladeces! Se murió de viejito…como debe de ser!

En lo que a moral se refiere, tampoco había muchas explicaciones para andar disculpando comportamientos propios o ajenos. Sí a la muchacha le gustaba andar cambiando de novio con frecuencia, llegar a altas horas de la madrugada en estado etílico, o peor aún…no llegar! Pues muy sencillo, las mamás de hijas que sí eran decentes, resolvían el problema haciendo pedazos la reputación de las que no lo eran tanto o que de plano no lo eran. Bajo ninguna circunstancia solapaban este comportamiento con frases como: “Lo que pasa es que es de moral un poquito distraída “ o “Ella es muy libre-pensadora, déjala ser!”. Nada de eso!

La madre en cuestión recurría a frases sencillas e instigadoras para asustar a sus inocentes hijas y resguardarlas de los pecados de la carne: “Pobres de ustedes donde me entere que se andan juntando con la garlopa zuripanta de Casiopea, si no, toda la gente va a andar diciendo que mis hijas andan de nalgapronta como ella…ahí se lo haigan (sic), acuérdense que el que con lobos anda, a aullar aprende….dime con quien andas, y te diré quien eres…etc, etc, ”. Y aunque la mamá les echará la aburridora, las muchachitas terminaban convencidas de que tan solo con pronunciar la palabra “zuripanta”(cualesquier cosa que esto signifique), se les iba a quitar lo virgen. Y era el fin de la conversación, más valía llegar al altar vestida de blanco, que de china poblana. Decir que la liberación femenina y el microondas eran cosas del diablo, era lo más adecuado.

No sé tú, amable lector, pero yo prefiero llamar a las cosas por su nombre. Quizá por la imperiosa necesidad de ser políticamente correctos, nos hemos convertido en unos hipócritas de marca y andamos por la vida como Adanes y Evas chafos, poniéndole nuevos nombres a cosas que ya lo tienen. Prefiero que el Abuelo se haya muerto de susto que de un derrame cerebral (es más divertido un susto) y prefiero mil veces decirle a alguien “Es usted un imbécil consumado” que disculparlo por su déficit de atención. Pero no me hagan mucho caso, digan que se los dijo una loca….
Que tengan un excelente día.