Probablemente algunos de ustedes recuerden con singular cariño a Congo, el sensible simio que en la década de los cincuentas pintó una serie de obras para su mecenas, el antropólogo Desmond Morris, y que hace unas semanas la galería londinense Bonhams puso en subasta.
Nos alegra informar que la obra de Congo no solamente se vendió, sino que superó considerablemente las expectativas de la galería, que empezó la subasta en 1,500 dlls y terminó en $26,350 dlls. Aproximadamente el sueldo de 10 años de un pintor promedio en este país, ó 3 años de mantenimiento de un chimpancé en algún circo.
El alegre comprador del lote fue un estadounidense llamado Howard Hong, quien se describió como un entusiasta de la pintura moderna y contemporánea, aparte de coleccionar posters ochenteros de chimpances vestidos con overol.
Del buen Congo no se ha sabido nada; se ignora si aún vive, o si su dueño lo mató para comérselo. A nosotros nos gustaría pensar que él y su dueño se enamoraron y se fueron a casar a Amsterdam (Porque si tú y un frasco de mermelada están enamorados, el único lugar de la tierra en donde se pueden casar es en Amsterdam) y que aún ríen, sentados en su mecedora, mientras leen en el periódico noticias tan estúpidas como esta…