El Gollum que todos llevamos dentro

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En la historia del psicoanálisis, mucho se ha estudiado a cerca de la personalidad del individuo y su cambiante temperamento. Sus altibajos en cuanto a estados de ánimo y comportamiento se refiere, han sido el punto de partida para determinar algunas afecciones mentales o para descartar las mismas y dar por hecho, que el sujeto así es de “nacencia” y que no tiene más remedio. Gracias a mi basta experiencia dentro del campo del Psicoanálisis (con mi familia y mis amigos, tengo.), me ha dado a la exhaustiva tarea de adentrarme en el insondable y oscuro misterio de la personalidad severamente cambiante, al cuál he denominado “Síndrome del Gollum” (ver “El Señor de los Anillos”). Aquí, querido lector, te expongo mis humildes hipótesis.

Si bien es cierto que los cambios de humor de un individuo, no tienen nada de extraordinario (todos los tenemos en mayor o menor grado), también es nuestro deber (ya que tenemos que sufrirlos), averiguar a qué se deben dichos cambios. Lo malo del asunto, es que la mayoría de las veces, tenemos una justificación superflua para el determinado comportamiento de un allegado. Por ejemplo, en el caso de una mujer embarazada que rompe en llanto al estar viendo un documental en Discovery Channel, sobre las crías huérfanas de elefantes en el Africa. El marido de la interfecta, viéndola de lejos (en vez de pasarle un kleenex), con cara de “yo te lo juro que yo no fui”, piensa para sus adentros: -“Pobrecita, está llorando porque anda muy sensible por el embarazo, son las hormonas!”- Esta deducción es correcta en un 50%, una mujer embarazada, tiene su sistema hormonal hecho un caos y cualquier pretexto, sirve como detonante para estallar en llanto o para arremeter en cólera contra el responsable de su situación, quien está convencido de que con 1 litro de helado Hagen Daaz y 5 minutos de shampoo de amor, cesará el episodio lacrimógeno de su mujer.

Pero la cosa sería distinta si el marido en cuestión, llegara a la raíz del problema y se diera cuenta de que en realidad, el llanto de la mujer, no se debe en esencia a la lástima que le inspiran los elefantitos huérfanos del Africa, sino al extraordinario parecido que tienen sus tobillos con los de los elefantitos huérfanos y a la sorprendente similitud que tiene su cuerpo con el de los elefantitos huérfanos. Ahora bien, me pregunto…¿qué sucedería, si la misma mujer embarazada, estuviera viendo un documental sobre las arañas, que después del apareamiento se lanzan sobre el macho y se toman su tiempo para devorarlo, y la mujer rompiera en un histérico ataque de risa descontrolada mientras observa la mirada de terror de su marido? Supongo que después de esto, el hombre, tembloroso, marcaría el teléfono de su compañía de televisión por cable para cancelar el servicio. Aquí es donde entra el llamado “Síndrome del Gollum”, el cuál se caracteriza por dejar salir, momentáneamente, nuestros deseos o pensamientos más íntimos por más oscuros o malignos que sean, aún y que cotidianamente, seamos personas estables, buenas y de sentimientos nobles.

Si bien en el ejemplo anterior, el afloramiento del “Síndrome del Gollum”, se debe a cuestiones propias del individuo (como el caos hormonal), la mayoría de las veces, se debe a agentes externos: sujetos, circunstancias, etc., que hacen emerger desde lo más profundo de nuestra alma detestable, la más inimaginable podredumbre y hediondez. Otros detonadores que pueden activar este Síndrome, son por ejemplo sujetos como los empleados de ventanillas gubernamentales, los vendedores ambulantes, los eco-taxistas, los Testigos de Jehová, los niños chiqueados, los políticos imbéciles, la gente extremadamente felíz, las empleadas domésticas respondonas, etc, etc.

Por ejemplo:
-Adelaida, barriste debajo de los sillones?-
-Sí, señora, ya “alcé” la sala. Levanté el “deste” de la “desa” y barrí muy bien!-
-A ver…-
-Y por qué están esta trusa del señor y el Spider-Man de Julito debajo del “Love-sit”?
-Pos yo ni sé, yo ya “alcé” la “pieza” y no la voy a volver a hacer. Si no le gusta, pos ahoritita mismo me regreso a San Juan de los Tejocotes! y que no me agarre la muina porque voy y me quejo al programa del Doctor Benavides-
-“Móndriga vieja floja –piensa Adelaida-, después de que le ando arreando a sus chilpayates todo el día, le lavo los calzones caneleados de su marido y le hago el quehacer de su chiquero, se pone a ladrarme!! Pos pa que se calle el hocico, me regreso a mi pueblo, a ver cómo le hace!”-

Al activarse el Síndrome de Gollum, la reacción de la Señora de la casa, sería…
-Qué qué, trenzuda??? Deberías de darme las gracias por sacarte de tu pueblo bicicletero y traerte a la Ciudad!!! Si no, cómo hubieras conocido a tu novio, el velador ese de construcción!! A ver?? Si no te hubiera traído para acá, no irías a bailar al White Horse todos los Domingos con mis zapatos “Ramiro Olivares” que me quitas a escondidas!! Y si no te me aplacas, ya no te dejo salir los Jueves a pasear a la Alameda con tus amigotas. Y te me vas olvidando de la videocasetera que tienes en tu cuarto para ver películas de los Hermanos Almada. Orale, póngase a barrer debajo de los sillones, retobona esta!-

Después de haberse dado esta situación, la señora de la casa, ya en su habitación, con una bolsa de hielo en la cabeza debido a la migraña que le provocó Adelaida, reflexiona sobre lo ocurrido y le preocupa sobremanera, que su empleada doméstica decida agarrar sus chivas y regresarse a San Juan de los Tejocotes. La preocupación de esta señora, tiene raíz en su empedernida holgazanería..Quien va a hacer el aseo de la casa?? Ni modo que ella, faltaba más!! Quien va a cuidar a sus 3 niños talibanes-hiperactivos? Ni modo que ella!! Para eso está la criada! Así que recapacita y baja a la sala en busca de Adelaida…

-Adelaidita!! Ya ves qué rápido barriste?? Mira que limpio dejaste, pos qué te cuesta, reinita?? Tan chula mi Adelaida. Andale, vente a tomar conmigo un cafecito a la cocina para que me platiques de tu novio el velador y si quieres te tomas la tarde libre para que vayas al cine con tus amiguitas a ver la última película de Valentín Trujillo y Sergio Goyri. Y mañana que vayas al White Horse, te presto mis “Ramiro Olivares”, no le hace que tengas patas de polvorón…-

Adelaida se queda perpleja ante el cambio de ánimo de la señora, mientras la sigue a la cocina. Piensa para sus adentros que la señora está “chisqueada” a causa de la “menospausia”. “No que no tronabas pistolita?? –piensa Adelaida- Mañana que se de cuenta que le hice una “rompidita” al cuadro ese del “Dalí”, a ver si me presta su chaquetita “Armandi”…-

Esto, amable lector, es en esencia el Síndrome del Gollum, que visto de manera visceral, sirve para extorsionar y ser extorsionados. Saquemos el mejor provecho de él. Que tengas un excelente día…my precious!

1 comentario

  • esta nota la escribio mi amiga despues de una platica que tuve con ella, donde me acababa de dar cuenta del gollum que todos llevamos dentro.
    soy la reina del gollum y de la dualidad, y la platica que tuve aquella noche con ella, fue muy concluyente en mi vida.

    esta nota es el resultado, asi que espero que disfrutes de este relato.lee entre lineas ya que a simple vista no esta mi platica con ella saludos