El funeral es, sin duda alguna una ceremonia de la que todos vamos a formar parte tarde o temprano, no ocurre lo mismo con las bodas,… por mencionar algún ejemplo, ya que si bien a lo largo de nuestra vida tenemos la oportunidad de asistir a las bodas de nuestros amigos, primos, hermanas, y hasta de gente que no conocemos, esta es una ceremonia de la que no tenemos la plena certeza de saber si algún día seremos parte de ella, pero no sucede lo mismo con los funerales, es decir si uno es pobre, rico, alto, chaparro, rubio, moreno, mexicano, extranjero, es un hecho que algún día seremos la parte protagónica de esta ceremonia.
Por lo general, la misma cultura del mexicano, hace burla de la muerte (como de tantas otras situaciones), el llamado ”humor negro” es característico de nuestra cultura, y tenemos celebraciones tales como “El día de muertos” en los que en sentido figurado y con mucho ingenio “matamos” a personajes políticos, del medio artístico, compañeros de trabajo y cuanta persona se nos ocurra, con nuestro característico ingenio escribimos rimas graciosas haciendo alusión al tema de la muerte, en las tradicionales “calaveras”, esta es una celebración única en el mundo, ya que en la mayoría de las culturas se le da mas bien un enfoque místico, trágico, trascendental, pero nunca un enfoque humorístico.
En “El Phineas” sabemos que el comportamiento en todo velorio requiere de cierta pericia y ecuanimidad, es decir no ¿te ha pasado amable lector?, que cuando llegas a saludar y dar el pésame a la viuda, no sabes ni que decir, en lo personal he sabido de casos en los que el momento de dar el abrazo de condolencia, dicen “felicidades”, obviamente después de escuchar que de su propia boca salen tan absurdas palabras, sobra decir que el individuo en cuestión no sabe ni que hacer para remediar tan penosa situación, y todo esto se deriva en la poca o nula participación (como espectador, claro esta) en este tipo de ceremonias.
Continua con la tortura…