“Yo Cristóbal…y mis hijos Cristobalitos!”

Don Ismael tiene 85 años y es todo un personaje. Nació, sigue viviendo y seguramente verá la luz de su último día en su bien amado Montemorelos,
Don Ismael, por no dejar, es mi abuelo político y dentro de su entorno pueblerino es bien conocido y respetado por su comunidad, la cual tiene ese aire de sencilléz y desparpajo que nada tiene qué ver con lo mundano. Si a las 5:00 a.m. asistes al único y antiquísimo café que está frente a la plaza, verás sentado, en la mesa de siempre desde hace más de 60 años, a Don Ismael, desayunando pan dulce y un café negrísimo mientras se sacude los sueños de la noche anterior. Algunos se quedaron pegados en la almohada, otros se levantaron con él y lo acompañaron hasta el café. El abuelo Ismael está casi sordo (sobre todo cuando así le conviene) por lo que si uno quiere entablar conversación con él, no hay otro modo más que a gritos y sombrerazos, lo cuál se vuelve en ocasiones muy divertido ya que por su falta de audición, habla a gritos sin que le preocupe en lo más mínimo la opinión pública.

Don Ismael observando a un parroquiano asiduo al café que se encuentra en la mesa de junto.
– Ya viste a ese gordo? Qué manera de comer! En lo que llevo aquí se ha tragado 15 tamales de puerco, un pozole y 3 cochinitos de pan! Qué bárbaro, jijo de la mañana! Yo nomás estoy aquí sentado para verlo tragar.
– ¡Shhhh! Cállese abuelo, que lo van a oir, no ve que está sentado aquí al ladito!
El gordo en cuestión se da por aludido y mientras se come el cuarto cochinito de pan, nos lanza miradas mortales.
– Qué?? Quien?? Yo puedo gritar lo que se me venga en gana, que al cabo aquí nadie me mantiene. Faltaba más!
– Si abuelo, nomás que el gordo es sobrino de Doña Eduviges.
– A dió?? Es sobrino de Viges Peña?? La que fue compañera mía de la primaria??
– Si abuelo, la misma.
– A dió?? Oyes y ya se murió Viges?
– Pos no la saludó ayer en la Plaza! Andaba paseando a sus bisnietos.
– Me llevan los pingos!! Pos dices bien, si ayer la vi. Pero si no me acuerdo de lo que hice hace rato, menos de lo que hice ayer.
Bien haiga que tu estás nueva para que me lo recuerdes, mija.
– Ya ve, calladito se ve más bonito. Andele, vámonos.
Nos levantamos de la mesa y después de pagar la cuenta nos encaminamos hacia la puerta, no sin antes que el Abuelo se dirija al dependiente del café que está en el mostrador y le diga a grito abierto:
– Y usté! Ya no le de de tragar a ese gordo qué le va a dar un infarto!
– Y tú …(dirigiéndose al gordo que a ésas alturas se estaba atragantando con una empanada de cajeta)…salúdame a tu tía Viges, qué caray!
Los demás nos ven entre risas nerviosas y todos se despiden del Abuelo, menos el gordo indignado, por supuesto.
– Adiós Don Ismael, que tenga buen día….Adiós Don Ismael, saludos a Doña Lolita…Ah que Don Ismael!….Adiós!
El Abuelo se despide de todos sintiéndose el Presidente Municipal. Yo sufro de pena ajena.

También podrás encontrar a Don Ismael por las mañanas en el rancho, dándole de comer a las vacas y regando su huerta mientras canta “Ay, qué laureles tan verdes…” con su sombrero de paja (parece gringo jubilado) y fumándose el tercer “Delicado” del día. El abuelo, tiene a su servicio a Don Pedro Caballero, quien le ayuda en las faenas diarias y quien tiene su misma edad . ( a poco no está de risa?)

– Qué pasó, Caballo?? No has levantado las calabazas maduras??
– Pos no Ismael, no ves que estoy deshierbando??
– Ah, que Caballo tan lento! Pos apriétale el paso, porque en una de ésas nos morimos de viejos y tu no acabas de quitar la hierba.
– Ah que Ismael tan afrentoso!
– Qué dijistes, Caballo?
– Que también hay que hacer el pozo!
– Cuál pozo, tú?
– El pozo para plantar el naranjito nuevo.
– Ah sí, dices bien.
– Oye Ismael, no he visto a los perros.
– Cuáles perros?
– Pos los tuyos, cuáles van a ser? el Miro y el Frijol.
– Ahhhh! Los colgué del pescuezo a los jijos de su pelona. Allá están colgados de una viga, camino a la noria.
– Pero cómo, Ismael?? Que ocurrencias y por qué los matastes?
– Porque no dejaban de tragar, los desgraciados y me mataban las gallinas.
– Ah, que Ismael tan ca**ón!
– Qué dijistes, Caballo?
– Que hace mucho calor!…
– Ahora si te oí, Caballo…se te va a secar el hocico por retobón!
– Ni hablar, de qué la perra es brava….hasta a los de la casa muerde! Jaja, ah que Ismael tan canijo!

Don Ismael tiene tantos bisnietos que no acierta a saber qué niño es de qué nieto, mucho menos sabe los nombres….ni de los nietos ni de los hijos de éstos. El abuelo observa a un pequeñín jugando con un carrito. El infantín grita desaforado mientras da vueltas en círculos en torno al abuelo que esta sentado en una mecedora, quien a éstas alturas, se encuentra mareado con tanto movimiento.

-Juan…Pedr…Martín…Chucho…Ricar….tú, muchacho ca**ón! Ven pa’ca!
– Qué pasó abuelo?
– Quien es este niño que trae chincuales en la cola?… no ha parado de correr en toda la tarde! Estoy que me lleva la que me trajo!
-Es Marcelito, abuelo, el de Juan Carlos.
-Pues será el sereno, pero a mi ya me marió el móndrigo escuincle!
-Pues es un niño, abuelo, tiene que andar jugando y corriendo por ahí.
-Además, esta re-feo! Si nomás le falta el plátano a la criatura para parecer chango.
-Cállese abuelo! No lo vaya a oir y se le haga trauma al niño.
-Dices bien! Bastante tiene con estar feo. Que siga feo pero seguro de si mismo. ..(Don Ismael poniéndose los lentes)….Pos ora que lo veo bien, no está tan feo, mijo, nomás se pasó un poco de tueste.

Marcelito se acerca al abuelo y le da un carrito invitándolo a jugar. Don Ismael sonrie y le alborota el pelo con su mano arrugada.
-Bien haiga, mijo! Andele, vámos a jugar….cómo te digo que no si me sonries con esa mazorca de dientes?? Jaja, ah que muchacho tan canijo! Igual que su bisabuelo!….Yo Cristóbal y mis hijos Cristobalitos!…

Felíz día del Padre, amable lector.