Dr. Feelgood

Desde que tengo uso de la razón (no hace mucho) recuerdo que siempre he tenido una especie de fobia hacia los hospitales, consultorios y en general hacia cualquier tipo de doctor, desde el dentista hasta el urólogo por razones obvias, es más el solo hecho de percibir con el sentido del olfato el olor a alcohol etílico, o el ver los uniformes blancos y almidonados de las enfermeras me provoca un pánico espantoso, y ni que decir cuando en la consulta el doctor me pide que abra la boca, que saque la lengua y que diga “ahhhh” para que con la ayuda de su palito de paleta se ponga a hurgar en mi garganta cual gato callejero en la basura en busca de algún indicio que le ayude a descifrar los síntomas, y peor aun cuando por motivos de salud es necesario que se me aplique alguna inyección, el solo hecho de ver como preparan la aguja hace que me tiemblen las rodillas pero en fin, como persona adulta debo de soportar el protocolo de ir al doctor cuando mi salud así lo solicite.

Sin lugar a dudas la salud del cuerpo es importante, y es que a todos nos gusta sentirnos bien con nuestro organismo y llevar la fiesta en paz con cuanto virus habita en este cochino mundo, por que ¿a poco no me vas a decir que no te ha pasado que justo el fin de semana que tienes pensado salirte con tu novia de la ciudad te da gripe?, es algo así como una ley universal que te hace sentarte en el pajar y enterrarte la aguja, es como si todas las fuerzas entendibles e inentendibles de esta naturaleza se pusieran en tu contra con el único propósito de estropear tus planes, o cuando llevas meses esperando la fiesta de tu amigo que ya sabes que es legendaria por terminar en estado de bulto y con residuos de heces fecales en los pantalones, y justo uno o dos días antes te da una infección en la garganta que te obliga a pasar el fin de semana de la fiesta en cama, con temperatura y dolor de huesos, que justamente el lunes por la mañana ha desaparecido como por arte de magia, los casos para ejemplificar la situación son innumerables, así que como todos sabemos y como dice el viejo adagio “mente sana en cuerpo sano”. Así que hay que cuidarse.

¿Mente sana en cuerpo sano?

Debo de reconocer que la mente (en la mayoría de los casos) es muy poderosa, y que de ella dependen muchas cosas, como el hecho de atraer hechos agradables en tu vida, dicen los expertos que en gran parte es por la actitud de la persona, es decir en cómo programemos nuestra mente, pero ¿qué pasa cuando uno cree que tiene su mente bien programada y le dicen los expertos que no es así?, en principio es un trauma por que de haber ido a un chequeo de rutina uno sale pensando que toda su vida la ha pasado padeciendo terribles desordenes psicológicos y hasta puede poner en duda si en verdad “su vida” no es una farsa montada por su familiares y/o amigos, o incluso se puede llegar a pensar si “sus amigos” en verdad lo son, por que gracias a la vida moderna y a las consecuencia que una vida llena de soluciones versátiles acarrea, es que pase de ser una persona con ciertas costumbres originales a ser un paciente con desordenes psicológicos a causa de comportamientos actuales, en relación con los componentes físicos, genéticos, ambientales, sociales y cognitivos, ¿suena muy feo verdad?, pero te aseguro estimado lector que tu también tienes algo de esto, si no me crees, lee mi enferma historia, de lo que solía ser y lo que en realidad era.

Antes de visitar a un psicólogo por recomendación de un amigo para asegurarme de que todo estaba bien dentro de mi cabeza, yo me consideraba una persona con cierta disciplina por tratar de mantener mis posesiones en su lugar, es decir, las toallas bien dobladas, la pasta de dientes bien cerrada, los aparatos de la casa apagados cuando no estuvieran en uso, el auto bien lavado y aspirado en la medida de lo posible, el perro con su pelo aseado, la oficina con un orden lógico en donde pudiera encontrar mis papeles fácilmente, hasta que el piojoso y despeinado psicólogo me dijo que yo padecía de un trastorno obsesivo compulsivo ligero con tendencia a caer en lo severo si no me cuidaba.

Al principio me mostré algo sorprendido sobre todo cuando el psicólogo intentaba buscar algún apunte al respecto para informarme mejor de mi “padecimiento” en un montón de papeles de casi 40 centímetros de alto que lo mismo incluía hojas arrancadas de la sección amarilla, recortes de periódico, impresiones de fotografías, recetas medicas y hasta fotos de su familia, toda esta búsqueda hubiera resultado infructuosa si no es por que su asistente le dijo que esos papeles se encontraban en los pendientes de la semana pasada, así es que el psicólogo se puso a buscar en otro montón de similares proporciones y características,…yo pensé “ seria mas fácil acomodar todo de acuerdo a un tema o a la naturaleza de lo que se esta guardando” pero estoy casi seguro que era mi enfermedad la que hablaba por mi, en fin el psicólogo es el experto y por lo visto no padecía mi enfermedad.

En cuanto pasamos a la descripción de mi carácter le dije al psicólogo que me consideraba una persona algo reservada para iniciar algún tipo de conversación cuando no conocía muy bien a la persona y más aun cuando se trataba de alguna “primera cita” con alguna dama, por lo que de manera inmediata apuntó, al tiempo que decía en voz alta: “trastorno mixto del lenguaje receptivo y expresivo moderado”, también le comente que me gustaba mucho lo relacionado con las artes, específicamente con la música y algo de mi gusto por escribir a manera de sentirme mejor conmigo mismo, y para sacar los sentimientos y sensaciones que a veces no sabia de donde provenían, por lo que repitiendo el patrón descrito anteriormente apuntaba mientras decía en voz alta: “falta de endorfinas suficientes, distimia moderada e inicios de esquizofrenia”.

También me dijo que no era que yo disfrutara mucho de los conciertos de rock por que me hacían sentirme bien, sino que tenia una ligero pero marcado cuadro de euforia en su fase mas benigna, y no es que me disgusten los centros comerciales llenos de gente ignorante y decadente, o los antros llenos de personas sudadas y ebrias, si no que tengo una fobia social visiblemente pronunciada, al igual no es que me de vergüenza hablar de ciertas situaciones que viví cuando era niño, sino que padezco de mutismo selectivo, en fin los padecimientos psicológicos que tengo son tantos y tan variados que parece increíble que haya llegado a obtener y mantener mi empleo, o evitar atropellar a algún parroquiano en la calle o más aun de no cometer un atentado contra el presidente o el mismísimo Papa, pero bueno, ahora que lo se, espero no volver a preocuparme por mi salud y menos por la mental, y vivir como hasta hace algunas semanas, por que según el psicólogo estos padecimientos destruyen a las personas lentamente, pero,…después de todo,…¿quién tiene prisa?, yo no!.

Pinball Wizard
pwizard@simioterapia.com

Glosario práctico para la comprension del post.

mutismo selectivo – incapacidad de hablar en situaciones sociales específicas en un niño o adolescente que puede y de hecho habla en otras circunstancias.

esquizofrenia – uno de los trastornos de salud mental más complejos; caracterizado por pensamientos distorsionados, sentimientos extraños y comportamiento y utilización del lenguaje inusuales; implica una alteración severa, crónica e incapacitante del cerebro.

endorfinas – químicos en el cerebro responsables de los estados de ánimo positivos

distimia (También llamada trastorno distímico.) – clasificada como un tipo de trastorno afectivo (o del estado de ánimo) que a menudo se parece a una forma de depresión grave (clínica) menos severa, pero más crónica. Además, las personas que tienen distimia también pueden experimentar, a veces, episodios de depresión grave

trastorno mixto del lenguaje receptivo y expresivo – trastorno de la comunicación identificado por retraso en el desarrollo y dificultades en la capacidad de comprensión y producción de la palabra hablada.

trastorno obsesivo compulsivo (TOC) – trastorno de ansiedad en el cual quienes lo padecen tienen un pensamiento, temor o preocupación irracional que tratan de superar mediante una actividad ritual para reducir su ansiedad. Las imágenes o pensamientos perturbadores y frecuentes se denominan obsesiones y los rituales que se llevan a cabo para evitarlos o disiparlos se llaman compulsiones.