Unos 150 invitados de los Legionarios de Cristo sufrieron un intenso dolor emocional en una función privada de la película “La Pasión de Cristo” en una sala V.I.P (ya saben, de esas salas en las que Jesús acostumbraba predicar).
Los asistentes al evento oraron de pie antes de iniciar la función, no sabemos bien si elevaron una plegaria para que Mel ganara muchos millones con su película, o para que Dios los ayudara y cortara la energía del cine antes de iniciar la cinta.
Una vez que empezó la película, también comenzó el calvario para nuestros pobres conciudadanos; se estrujaban en sus asientos, lloraban con las escenas más duras y seguramente más de uno pedía perdón por las fechorías realizadas durante su vida. Afortunadamente el daño no es permanente y esperamos verlos recuperados del arrepentimiento para el día siguiente.
3 comentarios
chale!,…yo creo que cuando Jesus regrese, lo primero que va a hacer es buscar a sus humildes siervos que lo aman tanto que no pueden permitirse esperar al estreno para ver la pelicula con todos los plebeyos pecadores.
el ojenrri
..lo que hace el poder de la oracion y el arrepentimiento; que envidia le tengo a los millonarios de cristo.
Caso Patologico
Muy bueno el comentario este de que Jesús adoraba predicar en sitios selectos como una sala VIP, fui lasallista y mi director traía un Rolex en la muñeca, trajes Dior o Givenchy para el diario y los sábados de eventos deportivos sus pantalones de mezclilla eran Versace, en las graduaciones fumaba (si…fumaba el cabronsete) cigarros cohiba (sí…cigarros, no llegaba a puros tampoco). Manejaba un Altima usando lentes GUCCI para que no le calara el solesito y seguramente se tiraba a su secretaria en el privado (sí, también tenía privado y una secre muy piernuda). Curioso para alguien que hace voto de castidad, pobreza y servicio. Este era Lasallista que es de los jodidos, que se puede esperar de los jesuitas y legionarios. Pero eso sí apoquinen para las misiones cabrones no nos vayamos a quedar sin viajesitos a Roma a ver tirar los dados al Papa.
Santo Niño Fidencio